Tiene 16 años y se codea con el plantel mayor, el prometedor volante de San Martín

Es el futbolista más chico en la pretemporada. Empezó a jugar al fútbol en una unión vecinal y hoy está cerca de la segunda división del fútbol argentino. “Sueño todos los días con el debut”, confesó el juvenil.

Rapado y cargado de ilusiones, Lucas recibe a Tiempo de San Juan en su casa de Angaco. Desde allí y desde que tiene 9 años, viaja todos los días del año a Concepción para hacer lo que más le gusta, que es jugar al fútbol. Ese deporte que conoció en la calle y lo enamoró aún más en la unión vecinal de su barrio, hoy le da la posibilidad de hacer pretemporada con el plantel profesional de San Martín y poder estar más cerca de su gran anhelo: el debut en una categoría grande, como la Primera Nacional.

El pibe Acosta es el futbolista más chico del plantel verdinegro que hace la pretemporada desde el 3 de enero bajo las órdenes del entrenador “Luigi” Villalba, quien encarará prácticamente su segunda temporada en la segunda división del fútbol argentino con el equipo sanjuanino. Lucas tiene apenas 16 años y se sumó este mes junto a otros chicos de las inferiores, quienes ahora tienen la chance de codearse con el plantel mayor, con jugadores experimentados.

“Me costó un poco la adaptación. Pero el grupo es muy unido y de a poco me fueron apoyando mucho. Estoy en el vestuario de ellos, compartiendo un mismo lugar y experiencia. Es lindo. Además, están los otros chicos de las inferiores como Tejada, Sotomayor, y eso me hace sentir más cómodo”, cuenta de antemano el futbolista a Tiempo de San Juan.

Lucas estaba en la Séptima División cuando le llegó la oportunidad de sumarse al plantel profesional. Recuerda que, a fines del año pasado, después de consagrarse campeón del torneo de la Liga Sanjuanina de Fútbol ante Sportivo Desamparados, su entrenador Fabio Zapata lo sorprendió con la noticia. “Me llamó con mi familia y me confirmó que arrancaba la pretemporada con Primera. Fue un momento de mucha emoción, sobre todo para mi familia, quienes me apoyan siempre. No tuve vacaciones, el 3 ya estaba entrenando”, cuenta.

El joven futbolista angaquero confiesa que, desde ese día, su vida dio un giro inesperado pero esperado. Al pasar a un plantel profesional su rutina cambió un poco, ya no se acuesta tarde porque al otro día, si toca viajar en colectivo al Hilario Sánchez, debe levantarse a las cinco de la mañana. “Ahora llego a casa, ceno y me acuesto. Tengo que descansar para el otro día”.

Es cierto que el fútbol fue siempre el motor de su vida, así lo afirma. Por la redonda se cambió dos veces de colegio, resignó reuniones o cumpleaños y tuvo que hacer esfuerzos extras para llegar con la tarea, cumplir con los estudios. De hecho, este año termina la secundaria en el Parroquial de Angaco y ya piensa, si el fútbol se lo permite, formarse como profesor de Educación Física. “Siempre dije que quería jugar al fútbol y por eso lo tomé como algo serio. Es mi pasión, mi mayor sueño. Uno siempre quiere llegar a la categoría más exigente, como es Primera”, agrega.

 

 

 

FUENTE: Tiempo de San Juan